El Scottish Terrier es un perro resistente que emana una actitud masculina, independiente y, a veces, obstinada. Es un perro activo y siempre le gusta estar a la
expectativa, buscando ardillas y conejos, saludando a su amo y vigilando su propiedad. Es rápido y está lleno de energía.
El temperamento del Scottish Terrier es totalmente de terrier. Es veloz, alerta, inteligente y robusto. De todas formas, es algo menos pendenciero que otras
razas de este grupo y puede mostrar una cierta tendencia a ser un perro de una sola persona o, más en concreto, de una sola familia. Le gusta que le presten atención, pero no que le agobien. Se
sentará o se tumbará cerca de usted, pero quizás no quiera sentarse en su regazo. Disfruta con algún juego o diversión con su propietario, pero no le gusta que se rían de él.
Es sensible a los elogios y a las regañinas. Puede adaptarse sin problema a los niños, aunque se debe enseñar a éstos que ese perro tiene un talante independiente y un gran sentido de la
dignidad. Le pedirá poco, aparte de algo de cariño y conversación. Tiende a ser bastante tozudo y un poco suyo. Obedecerá a regañadientes y a su propio ritmo. Puede imaginarse rápidamente lo que
se espera de él y captará al instante lo que deseemos que haga. Deberemos tener paciencia en su adiestramiento de obediencia, aunque muchos de ellos han obtenido títulos en este tipo de pruebas.
Es un perro sensato. No se quedará en el jardín ladrando durante horas como sí harán otros perros, pero si escucha un ruido alertará a su amo. Se mantendrá firme, aunque sus acciones suelen ser
defensivas, protegiendo su territorio como si fuera un centinela. Si se ve forzado a luchar no se rendirá.
Como propietario de un perro, debe tener presente sus responsabilidades para con su amigo. Debe tener a su perro sujeto por su correa o dentro de un jardín vallado. Tras las seis primeras
lecciones de obediencia, se encontrará con que él responderá a sus órdenes y caminará a su lado como todo un caballero. Un cursillo de obediencia básica supondrá un dinero y un tiempo bien
empleados. También deberá acicalarlos ya que esta raza lo necesita, ya lo haga usted o un peluquero canino profesional.
En segundo lugar, la mayoría de las razas caninas tienen problemas de salud, y el Scottish no supone una excepción. De todas formas, se considera que el Scottish
es una raza sana y relativamente libre de problemas de origen genético. Adquiera su cachorro de manos de un criador reputado y pregúntele si algunos de los siguientes problemas están presente en
su línea:
El «calambre del Scottish Terrier» es una enfermedad neurológica hereditaria que sólo ha sido descrita en esta raza. Es transmitida por un gen recesivo y puede mostrarse en los
cachorros a una edad tan temprana como las seis-ocho semanas. El Scottish jugará y correrá mucho y sus patas posteriores comenzarán a quedar rígidas o a tener calambres. A
continuación el cuerpo se dobla hacia arriba y queda arqueado, sus patas anteriores quedan rígidas y el perro cae de lado. Se recupera en unos pocos segundos y vuelve a ponerse de pie. Los perros
afectados por este problema pueden ser excelentes mascotas y esta afección puede reducirse administrando una medicación adecuada. Los perros que muestren cualquier grado de esta afección no
deberían ser utilizados como animales reproductores.
La enfermedad de Von Willebrand (EvW) es el desorden hemorrágico más frecuente en las personas y los perros, y afecta a muchas razas. Se trata de una enfermedad hereditaria y los Scottish
Terriers pueden estar libres de ella, ser portadores o ser perros «sangradores». Los criadores solventes someten sus animales a análisis de sangre para asegurarse de no hacer criar a
perros afectados por esta enfermedad.
La epilepsia, los ataques, los temblores y las convulsiones son términos que describen los ataques recurrentes provocados por una alteración en el funcionamiento cerebral. El ataque suele suceder
repentinamente y dura alrededor de un minuto. El perro se recupera espontáneamente. A veces puede haber un periodo de desorientación antes de la completa recuperación. La causa de estos ataques
sigue siendo estudiada, y pueden controlarse mediante un fármaco anticonvulsivo, que mantendrá este problema bajo control.