CHIHUAHUAS
CARACTERISTICAS DE LA RAZA
Cada raza canina es
única, por eso mi esposo y yo hemos disfrutado de seis razas diferentes a lo largo de más de 40 años de vida activa en el mundo canino. Cuando era niña, mi corazón pertenecía a «Babe», un
Springer Spaniel Inglés que me obsequiaron en Navidad y, aunque habría estado igualmente emocionada con un caballo, mi padre fue sabio en la elección. Esta perra nos permitió compartir algo
maravilloso en ese momento en que una hija única necesita conocer a su padre.
Mis años de adolescencia junto a una perra Setter Inglés terminaron cuando un coche la atropelló. Parece que fue ayer cuando, llorando desconsoladamente, me arrodillé en medio de aquella
concurrida calle. En el momento en que mi madre me la arrancó de los brazos pensé que moriría de tristeza. Cuarenta años después, me aferré a un Akita muy especial, pero ni siquiera mis brazos de
persona adulta fueron lo suficientemente fuertes para retenerlo en mi mundo.
¿Por qué nos permitimos ser destruidos emocionalmente una y otra vez? Supongo que es porque invitamos a esos perros a compartir nuestras vidas y porque el breve tiempo que pasamos juntos nos
aporta mucho más de lo que se lleva el Creador cuando los llama de regreso. Así que, si su próximo mejor amigo es un compañero de pícara expresión y patitas danzarinas, valore cada gracia, cada
momento de alegría que él le brinde y sepa que estará con usted por mucho tiempo.
Nos inclinamos por ciertas razas debido a su talla, su personalidad o su tipo de pelo. También influyen mucho la edad y el estilo de vida que llevamos. Es de esperar que usted esté leyendo este
libro porque ha decidido acercarse responsablemente al compromiso que implica la posesión de un perro y que está en sus planes establecer este compromiso a largo plazo. Si se ha decidido por un
Chihuahua disfrutará de una larga amistad, porque los perros de esta raza sobrepasan fácilmente los diez años de edad.
No importa cuánto investigue acerca de ella: el enamoramiento puede ocurrir por simple casualidad. Estaba muy lejos de mis planes el tener un Chihuahua, aun a pesar de que el
acicalar grandes perros de pelo largo y el trotar todo el tiempo alrededor del mismo ring me habían hecho pensar en la conveniencia de una raza más pequeña. No dejábamos de lanzar pensativas
miradas a los perros de menor talla, pero no me sentía realmente atraída por ninguno.
Un día, cuando iba camino del ring, observé un animado grupo de personas y me desvié para averiguar lo que ocurría. Me las arreglé para situarme entre una dama de elevada estatura y una pértiga
de muelle (que resultó ser una niñita botando hacia arriba y hacia abajo con entusiasmo incontenido), y pude observar aquello que había logrado atraer a tal multitud. También yo deseaba
inclinarme y atraparlos a todos pero, al igual que un niño, sabía que debía comportarme. ¡Eran tan absolutamente preciosos! ¡Criaturas que parecían elfos de peluche y bebés suaves como conejitos,
en un caleidoscopio de fabulosos colores!